El pasado lunes, el Presidente del Congreso, José Bono, llego hora y media tarde a un acto organizado por la Escuela de Cuchillería de Albacete en el que él iba ser homenajeado. Es una situación complicada para la organización. Se plantea un gran dilema. ¿Cómo comenzamos un acto si no está el principal protagonista?
No sé cómo resolvieron el contratiempo, lo que tengo claro es que lo único que no se puede hacer es esperar por el invitado. Lo más correcto sería empezar el acto, reorganizando el programa y dejar la parte en la que participa el invitado que se retrasa para el final. Esto sería la manera más correcta, para no desagradar a los demás asistentes ni tampoco hacer que los medios esperen demasiado.
Lo importante es que salga bien el acto y se cumplan sus objetivos.
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