Aburrimiento,
tradición, simplicidad…. son algunos de los adjetivos que me vienen a la mente
cuando se acercan estas fechas navideñas y empiezo a oír hablar de las cenas de
empresa.
Y estas otras son las que se me ocurren cuando empiezo a pensar en lo que me gustaría encontrarme en esas mismas “tradicionales cenas empresariales”: creatividad, innovación, fidelización, participación….
Todos los años sucede lo mismo, se organizan comidas o cenas de empresa navideñas, pero ¿con que objetivo?. No lo tengo muy claro.
En mi opinión, hay que aprovechar todas las posibilidades que dan la organización de eventos y las nuevas tecnologías para crear eventos navideños de carácter empresarial diferentes en los que TODOS sean los protagonistas. ¿Por qué siempre hay que celebrar una cena o una comida?¿ Por qué los organizadores y protagonistas no pueden ser todos los componentes de la empresa? Es su evento, su celebración, pues que participen en su organización.
Ahí es donde entra en juego el poder de la creatividad y del nuevo organizador de eventos.
La creatividad no significa jugar con imposibles y fantásticos eventos sino que debe de contar con un punto que asegure su realización. Esa creatividad tiene que estar en consonancia con la efectividad, eficiencia y rentabilidad del evento.
El valor de la creatividad es un factor clave, en un mundo saturado de información. Las ideas originales e innovadoras generan impacto, lo que permite la fidelización del público objetivo a través de la emoción, el recuerdo y utilizando para ello las nuevas tecnologías, que se están convirtiendo en imprescindibles, ya que se configuran como un elemento diferenciador que apoyan a los objetivos del acto.
Y ya no os cuento más, que me quitáis las ideas J, ¡Feliz Navidad!
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