Las relaciones sociales han evolucionado. Con internet han surgido nuevas maneras de relacionarse. Si nos ponemos a pensar, nos daremos cuenta de cuanta gente nos conoce, solo hace falta mirar los contactos que tenemos en las redes sociales. La relación física, los encuentros cara a cara ya no son lo importante, si no que las relaciones virtuales están cobrando importancia. En internet, nos damos a conocer de una manera abierta y la gente ya se hace una imagen predeterminada de nosotros.
Si causar una buena impresión era importante en nuestras relaciones personales, ahora lo es más por nuestras relaciones virtuales.
Por eso, desarrollar nuestra marca personal se ha convertido en una herramienta muy eficaz para controlar lo que los demás piensan de nosotros. Todos tenemos una imagen nuestra. Ahora tenemos que aprender a gestionarla.
Pero, crear una marca personal no quiere decir engañar. Debemos conocer nuestros objetivos personales y profesionales, saber cuáles son nuestras habilidades para poder diferenciarnos del resto.
La marca personal sirve para crear nuestra imagen frente a los demás.
Lo importante es conseguir una diferenciación y reputación. Por eso, debemos autoevaluarnos. Saber cuáles son nuestros puntos fuertes, débiles y cualidades y después actuar, desarrollando una estrategia en la que la creatividad, coherencia y respeto sean valores fundamentales.
En un mundo tan competitivo hay que saber venderse, que nos valoren, que valoren nuestro trabajo, aunque las críticas sean negativas.
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